El único sentido de esta calle
lo anduve en reversa, diagonal y sube y baja...
Me marché, regresé, me superpuse
y resolví que nada es absoluto, sino el tiempo
sólo el recorrer sutil de las edades
y la decadencia pesada de mi cuerpo...
Tú, sin embargo, vas creciendo
sin envejecer ni un poco, ni un instante
tal vez porque el secreto insiste en recordarte
cada vez más plena, amante, sonriendo...
como fuiste antes de lograr matarme.