Por Abraham Ramírez
Quiero darte un masaje en los pies, tocarte suave, hacer que te sientas restaurada, querida.
Quiero untarte crema perfumada, que combine a la perfección con tu aroma natural y besar cada dedito con todo el cariño y la ternura que me provocas con sólo pensarte.
Quiero darte muchos besos en el empeine, en el tobillo, en el talón, de cada piecito y en la misma cantidad, porque son celosos.
Quiero besar tus manos y tus brazos, esas herramientas que mueves todo el tiempo cuando hablas, que usas para hacer la magia que acostumbras y amo.
Quiero entrelazar mis manos con las tuyas, quiero sentir el rose de tus dedos en los míos, perturbados y serenos.
Quiero peinarte, cepillar tu lacio cabello suavemente.
Quiero que él sepa que me gusta, que amo su brillo cuando ese rayo de luz que entra por la ventana te pinta de anaranjado o de amarillo o de violeta.
Quiero que se sepa bello y admirado.
Quiero mirarte completa, porque tu forma es el motivo más hermoso de mi mundo.
Porque quiero descubrir por qué me encantas, por qué no puedo defenderme;
y quiero que me hechices de nuevo y otra vez y de nuevo y otra vez...
Quiero mirar tus ojos, porque sus reflejos tan profundos me dejan verte por dentro, aún cuando intentes que no.
Quiero besarlos y mimarlos. Delinearlos de tu color favorito, para que te gusten tanto como a mí.
Quiero besar tu nariz, acariciarla con la mía.
Porque ella tiene una participación total en tu rostro, porque te define y te defiende, porque por ella respiras, y respirar te hace hermosa y yo amo tu hermosura.
Quiero besar la orilla de tu boca. Donde empieza y donde acaba.
Quiero recorrer tus labios todo el tiempo, con los míos; para aprenderme de memoria su maravillosa forma.
Quiero probar tu sabor y que pruebes el mío.
Quiero hacerte sonreír y hablar, todas mis horas; que se hagan más largas para no dejar de verte y de escucharte.
Quiero verte caminar.
Quiero verte dormir.
Quiero verte jugar.
Quiero verte cantar.
Quiero verte bailar.
Quiero verte leer.
Quiero verte crecer.
Quiero verte ser tú.
Pero tú, quieres estar con él.
Con ese hombre que te trata como un ser desechable,
y yo, entonces, no puedo hacer nada más que querer no quererte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario