Por Abraham Ramírez
Me duele la fragancia de tu amor perdido
el color de las nubes desteñidas
la sal es el sabor de la vida imaginaria
que después de despertar se convierte en pesadilla
Se enfrentan en un mismo corazón latiente
amor y desamor en esta cruel batalla
perenne y antigua, y gravemente siempre
perdimos los dos y no logramos nada
No quiero negarte que el mundo se acaba
no quiero olvidar el sabor del metal
que sirva la sangre para ver mañana
y que no repitamos el viento y la flama, que hoy usamos mal.
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