Por Abraham Ramírez
Una lista, no sé si definitiva pero sí enojada; de las cosas que me molestan:
- Las llamadas telefónicas y el repiquetear del teléfono.
- Quedarme sin frenos cuando desciendo con la bicicleta, o peor aún, quedarme sin frenos traseros y no saberlo, apretar con fuerza ambos y que sólo se detenga la llanta frontal, darme un vuelta de 180º y caer de espaldas como 'chango acalambrado'.
- Que me vean caer como 'chango acalambrado'.
- Hacer un trabajo excepcional, pulcro, funcional, estético; y que sólo lo vea o lo escuche yo.
- Los malos entendidos y la falta de voluntad para que se vuelvan buenos.
- Tener dinero cuando no lo necesito y necesitarlo cuando no lo tengo.
- Las separaciones enojadas.
- Las personas que necesitan algo de mí y se la pasan dando señas por todos lados, sin venir directamente y decírmelo. No muerdo; no siempre, aunque me encanta.
- El tráfico en la ciudad de 7:00 a 8:00 a.m.
- Las manifestaciones que no exigen cosas funcionales como; que sea obligatorio que uno de los dos cónyuges, el padre o la madre, se quede en casa con los niños para que estos se sientan amados y crezcan felices; por ejemplo.
- Tender la cama y/o lavar los trastes.
- No poder abrazarte cuando lo necesito.
- Los pantallazos azules de windows.
- Los perros que se meten a mi jardín creyendo que es baño público.
- Los prejuicios y estándares sobre lo físico que califican y etiquetan negativamente a la gente.
- Que la cebolla cruda en las gorditas sepa tan rica, pero que después no se quite el olor ni lavándote la boca con petróleo.
- La gente que tira basura en la calle.
- La desigualdad social.
- La política mal intencionada.
- El desinterés hacia los ancianos, siendo estos, personas tan interesantes.
- El olor de la panza de res cuando la cuecen.
- El mensaje de Telcel que te avisa que 'el saldo de tu amigo se ha agotado'; maldición, díganselo a él, a mí qué me importa.
- Ir al tianguis de los domingos sin dinero.
- Que se bloquee mi mente mientras escribo, pinto, diseño o hago música.
- Verte con ilusión y que me la vuelvas a quebrar de un golpe idéntico.
- Tener fe en que puedes dejar atrás esa manera tan triste de manipular la realidad para hacer daño; cuando ni siquiera tienes la intención de hacerlo. Creo que ni te das cuenta de que lo haces o simplemente no te quieres comprometer a algo tan trascendental.
- Que ya no me acuerde de más cosas que me chocan.
que te hablen cuando estas en la iglesia...
ResponderEliminarJajajaja, un poco; en general el bullicio en el templo sí es molesto.
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