abril 20, 2012

Despertarme

Por Abraham Ramírez


Pienso, siento.  Cierro los ojos y vuelvo a exponerlos.
Tú vienes... a veces.  A veces no te da la gana.
A veces eres un sueño solamente,
un sueño raro y perturbador con el que se entorpecen mis latidos agónicos y arrítmicos.
Una escueta caricia con sabor agridulce... pero caricia a fin de cuentas.
A veces eres un depredador que me persigue para devorarme con besos y domarme con cariños.
Si me dieras un beso por cada una de tus amargas palabras
sería el hombre más besado de la ciudad o al menos de mi colonia o de mi cuadra o de mi casa...
Me encantaría ser el hombre más besado de mi casa.
Despertarme es aceptar las posibilidades.
Es saber que puede ser, pero también que no.
Es incertidumbre.  Es deseo.
Despertarme es caminar aún a oscuras; a tientas y pasos cortos y temerosos.
Tú podrías hacer que prefiriera estar despierto que en mis sueños.
Para ti sería más fácil que respirar y mucho más trascendental que el dolor en mi camino.
Si quisieras aclarar mis días y repartirme vida con caricias
despertarme sería mi ejercicio favorito, mi pasión y mi trabajo más placentero.
Despertarme con un beso de tu humedad perfumada.
Despertarme entre tus brazos tibios y cómodos.
Despertarme porque no pudiste esperar y me atacaste dormido para amarme.
Despertarme extasiado por saber que en ningún otro lugar real o soñado,
puede haber nada mejor que ser uno contigo, que ser tu amor, amado sueño.






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