Tengo 64 años. Estoy jubilado. Trabajé 41 años en una secretaría de gobierno, así que tengo una pensión que me permite vivir cómodamente y sin tener que preocuparme de casi nada. A veces me pongo a hacer planes de lo que podría hacer para invertir el dinero y ponerlo a trabajar, pero francamente me siento cansado y sin ganas de emprender otra misión que me exija sacrificar mi tiempo. Necesito mi tiempo. Me gusta la lectura. He leído libros encantadores que me cambian la perspectiva de la vida; que me hacen crecer. Quisiera, algún día, escribir un libro. Dicen que es una de las cosas que todo hombre debiera hacer antes de morir. También me gusta el cine y tocar el clarinete; lo aprendí desde niño, porque mi viejo era músico y tocaba el clarinete en una orquesta. Tengo un auto clásico en el garage. Es de color azul turquesa. Lo compré para arreglarlo porque sé un poquito de mecánica y siempre me gustaron los autos de los 50's.
Recientemente adquirí una casa en la sierra, en un bosquecito hermoso y muy verde. Ahí me paso por lo menos dos fines de semana al mes, pero mi plan es irme para siempre. Ese plan lo tengo desde hace mucho, pero la verdad es que no me voy a ir hasta que tenga todas las cosas que necesito. Todas las comodidades. Bueno, aunque si tengo allá lo mismo que aquí, para que me voy hasta allá. Supongo que es eso lo que me hace permanecer aquí. A veces sueño con el mar. Pero no quiero vivir en la playa, más bien en un bote. Un barquito para ir a donde quiera. Debe ser hermoso andar por ahí, a donde me lleve la marea. Tendría todo el tiempo del mundo para escribir mi libro.
El año pasado fui a Europa, a París. Me encantó ese lugar. La ciudad es hermosa, aunque tiene un aire a civilización en decadencia, a algo que fue. Ahí conseguí un libro divino, bueno, por lo menos el diseño lo es, no le he entendido porque aún no sé francés. Lo compré en una especie de tianguis callejero que ponen cerca del río. Creo que ese lugar es lo que me gustó más de toda la ciudad. También compré un disco, de vinyl. Me encanta el sonido crujiente de esos discos. Tiene calidez. Ningún otro formato se me hace comparable. Cuando pones la aguja en el disco ya sabes que algo hermoso pasará, es seguro.
Otra cosa que me encanta hacer es fotografiar. Sabe rico tomar fotos. Ajustar el lente, controlar la luz, tener un objetivo, escuchar el movimiento del obturador y conseguirlo. Esas fotos tan sublimes donde hay múltiples enfoques me fascinan. La verdad es que soy un tipo bastante realizado. Nunca hice una licenciatura. No la necesité, no me hizo falta. Tuve lo que quise siempre. No me puedo quejar; aunque a veces, sólo a veces... quisiera no haber envejecido solo. Tener una mujer que me hiciera sentir amado. Que me metiera en líos de vez en cuando. Una mujer que creciera conmigo. Que estuviera ahí cuando me enfermé; cuidándome. Amándome. La única mujer que amé se casó conmigo y después de un par de años nos divorciamos. Con tanto trabajo me faltó tiempo para reparar lo que hubiera que reparar. Ahora el tiempo me sobra. Entonces me faltó valor para aceptarla, para aceptarme yo mismo; y ahora no hay nada que me pudiera detener... nada. Ahora que no encuentro obstáculo alguno frente a mí podría intentar recuperarla, pero murió hace dos años por cáncer. Ni siquiera estuve ahí para cuidarla. Para tomarle la mano... para besarle la frente...
Tengo 64 años. Estoy solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario