abril 23, 2012

Gabino (Parte 8)

Por Abraham Ramírez


     Me sentí muy cansado cuando terminaron de sacar mi sangre.  Necesitaba comida, pero los doctores y enfermeras estaban muy apurados con el licenciado Benítez y no había nadie por ahí cerca.  Si hubiera estado en mejores condiciones me habría escapado de la casa de Salud sin que me vieran, o tratado al menos, pero no pude levantarme, me daba vueltas la cabeza y sentía que me iba a caer.  Cerré los ojos esperando recuperarme más rápido, o para dormir y notar menos el paso lento del tiempo.  Dormí con sueños extraños... terribles; con sueños sobre Margarita esposada, enjuiciada, encerrada...  Uno de los policías entró a la habitación y rompió mis pesadillas fríamente.

-Levántese señor, lo voy a llevar al comedor.  Necesita usted comer algo.

     Obviamente no puse objeción alguna, me ayudó a incorporarme y me acompañó hasta un salón con seis mesas, cada una con seis sillas.  Me senté y él se sentó conmigo.  Nos sirvieron un desayuno abundante y poco a poco me fui recuperando y mi cabeza dejó de girar.  El oficial no me miró ni una sola vez ni me dirigió la palabra.  Yo tampoco, en parte porque creía que si todo salía bien y el licenciado se recuperaba, me dejarían ir sin pedirme explicaciones, así que no quería recordarle que me encontraban sospechoso.  Cuando terminamos ambos de comer me llevó a una sala de espera y me pidió que me sentara.  Él se paró en la entrada y se quedó, de nuevo, sin decir nada.   Pasarían tres horas aproximadamente, cuando el doctor pelirrojo de cara molesta llegó a la salita y me pidió que lo siguiera.  El oficial también fue con nosotros.  Entramos al consultorio del médico y el oficial cerró la puerta.  
-No sé por qué se hizo pasar por familiar del Licenciado Benítez, pero gracias a usted, logramos estabilizarlo y ahora tenemos un muy buen pronóstico para él.  Creemos que se recuperará totalmente en un par de días.   Debido a esto no voy a pedirle explicaciones y le he pedido al oficial que haga lo mismo, puesto que si su intención fuera mala hubiera usted podido negarse a ayudar.  El oficial lo acompañará a la salida.

     Lo recuerdo ahora y me asombro del mutismo que abanderé, no di ni las gracias.  En cuanto me vi fuera del hospital corrí, bueno caminé a prisa hacia la delegación.  Quería saber de Margarita,  es decir, sobre Leticia Rosas.  No lo había pensado, pero si se apellidaba 'Rosas' era buena idea que su nombre no fuera 'Margarita'. Pero me había enamorado de ese nombre de flor.  Me sonaba a perfume y a música, a primavera, a campo, a tardes anaranjadas.  No me había puesto a pensar en la facha que debía tener ya, hasta que me reflejé en los cristales rectangulares de la puerta de la delegación de policía.  Llevaba dos días sin dormir en casa, ni siquiera un baño me había dado y ya tenía barba de fugitivo.  No era buena idea entrar en esas fachas a la delegación, pero no quería perder detalle.  Por fin me armé de valor y le pregunté al señor sentado tras el mostrador sobre la señorita 'Leticia Rosas'.  
-¿Es 'usté' su familiar? -me preguntó.
-No señor, sólo un conocido, pero me interesa saber si puedo ayudarla en algo.
-Pues mire, yo no soy aquí el mero, mero, pero hace un rato nos llamaron de la casa de 'Salú', y me han dicho que el afectado por la señorita está mejor, así que al parecer, la cosas no serán tan graves para ella.  El delito existe no obstante, así que tendremos que esperar a la declaración del herido.  Pero eso sí le digo, el señor es licenciado.  Si quiere amolarla la va a amolar.
-Sí.  Eso lo entiendo muy bien.  Sólo dígame una cosa más, por favor; ¿hay algo que pueda hacer por ella?
-Pues sí, avisarle a su familia.   Según nos dijo, tiene una hermana,  Supongo que usted la conoce.  Avísele  para que se mueva a tiempo.  Que le consiga ayuda legal.  
-Tiene mucho tiempo que no la veo, ¿me podría usted dar su dirección?
-A ver, déjeme ver... No, pero vaya 'usté' con el oficial de guardia, ese que está el fondo del pasillo; le dice, que yo digo, que le pregunte a la detenida la dirección de su hermana, y que se la apunte en este papelito.
-Muchas gracias señor, que tenga buen día.

     Me apresuré a hacer lo que me dijeron y en unos quince minutos tuve en mis manos la dirección.  Salí de la delegación y me fui a toda prisa a mi casa para bañarme y mejorar mi apariencia desaliñada.  No había nadie, era la hora ya en que Lucrecia estaba repartiendo los merengues.  No puse a calentar el agua, me bañé con agua helada.  Me afeité.  Me puse mi mejor ropa y fui a buscar la dirección del papel.  La dirección de la hermana de mi Margarita.

     Me tomó una media hora llegar ahí.  Era una casa muy grande, con un jardín al frente.  Había un a fuente enorme al centro de este y varios pasillos para caminar entre las flores y los árboles.  Era como un edén particular.  Me animé a tocar el timbre y desde la casa, una muchacha con traje de sirvienta caminó el largo pasillo hasta la puerta.
-Qué se le ofrece señor.
-Vengo buscando a la señora Rosas.  Traigo un mensaje de su hermana Marg... Leticia.
-A ver permítame joven.

     Regresó por el caminito largo entre el jardín y yo me quedé cerca de diez minutos esperando.  Se me hicieron eternos pensando en cómo sería la hermana de Margarita.  Cómo reaccionaría.   De repente, vi una figura conocida venir hacia la puerta.  Era el viejo del monóculo, el que había visto ya dos veces con mi Margarita.  Era el tipo al que según yo le había salvado la vida esa misma madrugada.  ¿Si ese no era el licenciado Plutarco Benítez entonces quién demonios era?  Me volvió a dar vueltas la cabeza.  ¿A quién más querría mi Margarita acuchillar sino a ese condenado?  Llegó rápidamente a la puerta, tan rápido como mi mente había echado a volar para buscar explicaciones.
-¿Usted? ¿qué desea? -Me quedé un tanto entorpecido y pausado.  Cuando por fin me di cuenta y me preparaba a contestar, mi Margarita, sí, mi Margarita; salió corriendo por el mismo lugar por donde habían venido la sirvienta y el viejo.   Llegó hasta nosotros y me dijo:
-Gabino, ¿qué pasa con Leticia? ¿la conoces?


1 comentario:

  1. Estan muy buenos tus relatos, pero no aguanto la curiosidad por llegar al fin! Por fa no dejes de escribir :)

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